Bony Simonovis

Bony Simonovis

lunes, 18 de julio de 2011

Bony Pertiñez, amor con barrera

El 20 de marzo de 2006 comenzó el juicio contra los funcionarios policiales Henry Vivas, Lázaro Forero e Iván Simonovis dizque porque el día de la gran marcha de la oposición, el 11 de abril de 2002, habían dado órdenes de matar a los oficialistas, o ellos mismos lo habrían hecho. Pero ni juicio ha sido, ni culpables son. Porque después de haberse visto 5.700 fotos, ninguna dio evidencia de nada en su contra, como tampoco, por supuesto, la película Juegos de pasión, con Kevin Costner, admitida como prueba porque, surrealismo mediante, podría comprometer de los acusados. Asimismo, ninguno de los 196 testigos promovidos atribuyó a ninguno de los imputados ninguna responsabilidad. Y el comisario del CICPC, Domingo Chávez, a cargo del equipo que investigó los hechos, dijo en su momento y a viva voz que no había hallado ningún elemento probatorio de nada.
Sin embargo, están presos. No así, y valga la comparación -porque un juez común habría medido con varas distintas en ambos casos-, el imputado de matar a Jorge Tortoza, quien, por cierto, es uno de los que empuña un arma en la esquina de Muñoz el 11 de abril -así lo reconoce hasta su abogado defensor- y quien, por si fuera poco, huyó de la justicia durante dos años. En realidad ha quedado más o menos claro que en el centro de Caracas ese aciago día más de 60 personas estaban disparando a favor del gobierno y fueron enjuiciadas sólo 6 en un proceso que no duró más de tres meses; hoy no está ninguna en ninguna cárcel. Recibieron los beneficios de la amnistía el 31 de diciembre de 2007. Pero a los comisarios se les negó ser juzgados en libertad.
Al dedillo todos los atropellos y más, los conoce de primera mano la secretaria ejecutiva del Foro Penal Venezolano, abogada con especialización en ciencias penales y criminológicas y esposa de Iván Simonovis. Nerviosa, natural, irreductible, auténtica, sencilla, incluso risueña, no entiende cómo la juez Marjorie Calderón toma la decisión que toma o más bien no entiende como siendo esposa de un dirigente del PSUV sea juez. No entiende por qué ha habido tanto ensañamiento. No entiende qué pasó con el sistema judicial patrio. No entiende, pero no tira la toalla. Ex defensora de pública de presos, defiende a su marido a capa y espada. Y de corazón.
- El 28 de agosto es tu cumpleaños… ¿las celebraciones siguen en casa? ¿cómo se vive la cotidianidad desde la no normalidad?- Es duro. Y difícil. Ya Iván lleva casi 6 años preso. Vivimos un tiempo en shock, paralizados, pero nos esforzamos por continuar: nos reinventamos nuestras vidas. Las celebraciones son ahora más familiares y discretas, y tratamos de involucrarlo. ¿Cómo? Cuando cumplió años nuestra hija Ivana se lo cantamos justo en el momento en que él nos hizo su llamada diaria desde la Disip… Claro, te queda ese hueco en el alma…
- Estabas de viaje… ¿tomas vacaciones?- Mi familia y mis amigos y todos, pero sobre todo Iván, hacemos un esfuerzo enorme en estas fechas. Puedes llegar a sentirte muy culpable si sales de Caracas. Pero mis hijos deben continuar con sus vidas para no crecer resentidos. Así que viajamos, mientras todos los que nos quieren nos hacen la suplencia de visitas y se organizan para atenderlo, y no dejarlo nunca solo.
- ¿La prueba más dura de tu vida?- Sin duda. Pasar sin Iván las comuniones de mis hijos, las navidades, los cumpleaños, los sustos, las agresiones a la casa, las enfermedades, ha sido terrible, por decir lo menos… Fue muy duro para mí afrontar sin su apoyo el cáncer de mi hermana… También a Iván le ha afectado ver crecer a nuestros hijos a distancia, ya son adolescentes…
- Todo se habrá trastocado, lo emocional, lo económico…- Todo, todo. En lo afectivo, te sientes en un limbo, comprometida, pero sola, como una madre soltera con esposo… y mis hijos se han criado con un papá al que ven sólo una vez por semana… la parte económica también se ha afectado porque en la PTJ nunca le pagaron la jubilación de Iván… y yo pues, obviamente. Me encargo de las reparaciones del carro e intento aprender, aunque creo que no me acostumbraré nunca, a estar sola en las noches, no me provoca ir si él al cine, o a fiestas, y se siente más esa soledad cuando mis hijos salen los viernes, duele… Pero resolvemos, no sé como… o sí, gracias al apoyo de mucha gente. Unos pagan el colegio de mis hijos, otras nos ayudan con la comida de Iván, otras con el mantenimiento de su Facebook y Twitter, y todos, rezando…
- ¿Te has vuelto más religiosa?- Bueno, a veces me molesto con Dios porque siento que no oye mis plegarias, pero luego pienso que esto es una gran prueba que nos ha puesto para hacernos mejores, y entonces rezo otra vez, y le doy gracias a Dios por todo lo que aun tenemos… le pido muchísimo a San Antonio que nos devuelva nuestra vida, y le prometo que trataremos de no cometer los mismos errores. Yo creo que pronto nos hará el milagro…
- ¿De dónde sacas fuerzas? ¿Tomas ansiolíticos?- En una oportunidad intenté tomar píldoras pero me sentí mareada… mi mejor tranquilizante es ver tele con mis hijos y lo demás es esfuerzo propio. Quizás me ayude mi educación, o la genética alemana de mi mamá, ja, pero la verdad es que sigo adelante porque no soporto las injusticias. Como no me cabe en la cabeza lo que nos está pasando me concentro intensamente en hacer lo que debo, y aunque ahora pareciera que no vale la pena, estoy convencida de que cuando todo esto pase podré darle a mis hijos la reivindicación de limpiar su apellido. Mi papá siempre quiso que yo fuera un varón. Creo que, sin imaginárselo, me preparó para esto.
- ¿Las mujeres al poder?- ¡Claro! Chávez le ha dado puestos importantes a las mujeres, y veo que la oposición, en cambio, no ha postulado a muchas a la Asamblea Nacional…
- ¿Qué poder te gustaría tener?- El poder de lograr la conciliación entre los venezolanos, cosa, por cierto, que es absolutamente posible. Cuando hice el curso de locución, los participantes nos dimos cuenta de que compartimos por encima de nuestras posiciones políticas en un clima de respeto y tolerancia. Había profesionales de VTV, de AN, de AVN y todos terminamos siendo amigos. Esa es la Venezuela que deseo y por la que voy a luchar. Pero no me interesa ejercer poder desde cargos públicos o privados.
- ¿No has pensado en una alianza de mujeres esposas, hermanas, madres de presos?- Por lo pronto, Andreína Blanco, Osmary Pérez, Ana Gebauer y María Isabel Bolívar, todas familiares de presos y perseguidos tenemos un programa en Radio Caracas Radio, Mujeres de armas tomar, para denunciar los atropellos y mantener vigente y actualizado el tema de la persecución, no, no es una alianza, pero acaso es más que eso, con una mirada, sin necesidad de hablar, ya nos entendemos. Claro que si tuviéramos fondos hasta consideraríamos que Sting nos compusiera una canción.
- Luces fuerte pero no dama de hierro ni doña Bárbara ¿te asesoran sobre qué decir o cómo?- ¡No! No tengo dinero para eso… más bien muchos critican mi imagen, me dicen que debo ser más agresiva, que parezco una virgen de pueblo. Yo me río. Porque, en efecto, la fortaleza me viene de adentro, no tiene nada que ver con agresividad, porque no permito que esta experiencia me amargue, y sí que me ayude a ver lo que antes no veía: estábamos en una zona de confort y muy poco sensibilizados con los problemas sociales que nos condujeron a Chávez. Pero eso es una lección aprendida… ahora creo en los grises, en los matices, en los pequeños detalles que pueden llegar a hacerte feliz… Le digo a mis amigas que no se amarguen tanto con sus esposos, que valoren el hecho de tenerlos a su lado… En todo caso la lección más importante es la de que no hay que perder la esperanza.
- ¿Qué esperas? ¿Justicia? ¿Mejoras en los tribunales locales?- Adopté la filosofía de Eudomar Santos: “Como vaya viniendo vamos viendo”. Ahora debemos concentrarnos en votar y cuidar el voto, luego en las elecciones presidenciales…. Aquí no hay justicia y sé que sólo con un nuevo Presidente Iván podrá salir de la cárcel. Como no podemos tener otra expectativa al respecto, en lo inmediato, entonces aguardamos.
- ¿Qué novedades hay en el caso?- El caso pasó ya al Tribunal de ejecución. ¡Son 30 años!. A Iván le quitaron todo, desde sus condecoraciones y su cargo, hasta la patria potestad de nuestros hijos…. en su debido momento haremos la denuncia contra el Estado venezolano asistidos por Gonzalo Himiob, nuestro asesor en la parte internacional, y ante la Comisión de Derechos Humanos de la OEA.
- ¿Se irán del país cuando Simonovis salga libre?- No. Con todo, yo feliz en Venezuela. Y pienso que Iván podría brindarle a Venezuela muchas ideas en materia de seguridad, es un profesional brillante en esa materia tan desasistida ahora mismo… Mi hijo una vez me dijo que de qué me había servido estudiar tanto en la universidad y sacrificarnos tanto, si al final condenaron a su papá a la pena máxima. No supe que decirle en ese momento. Luego hablamos acerca de los antivalores y de cómo debemos seguir trabajando contra ellos, aunque ahora parezca una causa perdida, para que el país cambie. Me dio un beso y nunca más hablamos del tema… Creo que tenemos claros que hay que dar la batalla aquí.
- Sin embargo, ha de ser difícil soslayar el presente, la realidad…- Cierto, vivimos una pesadilla. Mis hijos lamentablemente han olvidado muchas cosas vividas cuando estaba Iván en la casa. Ahora los recuerdos son los de la Disip… y pueden ser muy fuertes a veces pero no siempre. Yo lo intento cada día y parece que se nota, la gente me lo dice, unas veces me dicen que me veo bien, otras que me veo demacrada, otras que gorda, o flaca… trato de comer sano y de sacar tiempo para caminar porque quiero vivir mucho, mis hijos están pequeños y mi esposo me necesita. Claro, la verdad es que lo echo de menos cada vez más. Que me prepare mi café con leche en las mañana, que cocine los fines de semana… son muchas cosas que producen sentimientos encontrados. Sin embargo, no dejo que me paralice la realidad. Como decía la Madre Teresa de Calcuta: “Me puedo caer, me puedo herir, puedo quebrarme, pero no por eso desaparecerá mi fuerza de voluntad”
- Hasta que venzas.- Entonces la felicidad será infinita. Total. Ese día llegará. Estoy segura. Sólo es cuestión de tiempo.